Llega la calma. ¿De que? ¿ Del absoluto desconsuelo? o ¿de la derrota?... quisas... ¿de la aceptación? o ¿resignación?....pero, en un una mínima posibilidad, puede ser de... tranquilidad, todo termino, se arreglo. Finalizo.
Me cuesta creerlo, pero aveces sucede, después de ese día horrible, de esos sufrimientos interminables, de las lágrimas rebosantes en mis ojos, de los llantos guardados y los lamentos olvidados, después, después de todo...viene la calma.
Aveces esa calma puede ser debido a que aceptamos nuestros males, seguimos sufriendo, pero en vez de continuar alegando en nuestro fuero interno, decidimos, como rendición final... Aceptarlo, sufrir en silencio y como algo cotidiano, entregándonos a el dolor diario que la vida nos regala y seguir con la tediosa rutina de vivir desgarrandose por dentro.
Pero...Pero esas veces, esas escasas veces en que la calma final, no es debido a la resignación...sino a la alegría, a la alegría pura de que después de todo, después de miles y miles de lágrimas retenidas...las cosas salieron bien.
Ese breve momento, ese pequeño espacio de mi vida, aquel que vivo en el momento y que olvido al pasar las horas...ese momento es lo que yo llamo FELICIDAD
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